Rodrigo Fresán va néixer a Buenos Aires l’any 1963. El seu primer llibre, el recull de contes Historia argentina, va aparéixer el 1991 i es va convertir en un inesperat èxit de crítica i de vendes al seu país, assolint de seguida el ferm estatus de llibre de culte que encara avui dia manté. Dos anys després va aparéixer Vidas de santos, un altre llibre de relats que inclou la peça «Pequeña guía de Canciones Tristes»; aquesta estranya ciutat, Canciones Tristes, una població itinerant, atemporal i fins i tot (en la seva darrera encarnació) extraterrestre, que tan aviat parla en anglès com orbita ben lluny de la Terra, serà una presència constant en tota l’obra posterior de Fresán. L’any 1995 va veure la llum la seva primera novel·la, Esperanto; la segona, Mantra, va aparéixer sis anys després, quan l’autor ja s’havia instal·lat a Barcelona; tots dos llibres acaben de reeditar-se, amb les revisions i els afegits que són marca de la casa, a Mondadori. Aquest procés de revisió i d’ampliació continua dels propis textos és especialment visible a La velocidad de las cosas, per a molts els gran llibre de Rodrigo Fresán o, si més no, el més representatiu d’un estil personalíssim que l’ha convertit en referent imprescindible de la darrera narrativa en llengua espanyola; es tracta d’un volum de relats unitari que va publicar-se per primer cop l’any 1998, i que no ha deixat de créixer al llarg de les seves succesives reedicions espanyoles i estrangeres. L’any 2003 va veure la llum Jardines de Kensington, una extraordinària novel·la londinenca que ja vam comentar aquí fa uns anys, i que és, potser, la porta d’accés més recomanable a la literatura de Fresán. I fa un parell d’anys va aparéixer el que és, de moment, el seu darrer llibre: la molt original novel·la El fondo del cielo.
Rodrigo Fresán ha tingut la generositat i el bon humor de respondre, per a tots els amics d’aquest bloc, a unes quantes preguntes sobre el seu procés d’escriptura i reescriptura, sobre la gestació d’alguns dels seus llibres essencials, sobre Canciones Tristes i, fins i tot, sobre el seu admiradíssim Kurt Vonnegut. Un luxe i una alegria per a aquesta nova entrega de les nostres Entrevistes a l’Espai.
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Espai de llibres: Un aspecto llamativo de todos tus libros es su aparente condición de «obras abiertas». Cada nueva reedición española o extranjera incluye, en mayor o menor medida, sustanciales modificaciones y añadidos a la edición anterior. ¿A qué responde este proceso de reescritura continua? ¿No llega un momento en el que sientes la necesidad de dar por cerrada una obra?
Rodrigo Fresán: En realidad no… Lo que ocurre es que, de un modo u otro, todos mis libros están conectados. Por motivos, personajes o lugares. Me gusta pensar en ellos como diferentes partes de una casa en construcción o reformas a la que siempre se le puede añadir una nueva parte o puerta. Como aquella mansión expansiva a la que la viuda del inventor del rifle Winchester se la pasaba añadiendo ambientes como forma de pedir disculpas a todos aquellos que habían muerto, directa o indirectamente, por culpa de su marido. Escribir libros, claro, es algo un poco más inofensivo.
Espai de llibres: Mondadori acaba de reeditar tus dos primeras novelas, Esperanto y Mantra. En el epílogo de la primera, hablando precisamente de las pocas revisiones hechas sobre el texto, señalas su condición de “elemento extraño” dentro de tu obra, comenzando por el proceso mismo de su escritura. ¿Puedes hablarnos un poco de ese proceso de creación de Esperanto?
Rodrigo Fresán: No. Porque no existió ni siquiera un proceso. La escribí durante una semana, sin pausa, como si me la dictasen. Desde cero. No estaba en mis planes ni tenía pensado escribir un libro así. De hecho, por entonces yo estaba más que dispuesto a quedarme en cuentista raro y no ser nunca un novelista normal. Digo “normal” porque, curiosamente, Esperanto es mi libro más redondo y trabajado desde un punto de vista formal, de estructura. Pero, insisto, es una medalla que no me puedo colgar porque siento que apenas estuve allí. Es como un hipotético hijo que tuve con alguien con quien tuve relaciones nada más que una noche y a quien nunca más y, de pronto, años después, llama a tu puerta un adolescente y te dice que tiene que contarte algo. Está claro que es un libro al que quiero. Pero al que no le cambié los pañales y al que no vi crecer. Ahí está.
Espai de llibres: Mantra, tu otra obra recién reeditada, es una novela profundamente enraizada en México D. F., hasta el punto de que esa ciudad es, tal vez, la gran protagonista del libro. ¿Te resultó especiamente complicado situar una novela extensa como Mantra en una ciudad que no es ninguna de “las tuyas”?
Rodrigo Fresán: Mantra sale del encargo para una colección de libros de ciudades. Y se me impuso el D. F. Probablemente yo habría elegido otra ciudad. Londres, New York, París… Pero también es cierto que asumir el encargo como tal fue, curiosamente, liberador: me permití hacer en y con esa ciudad todo lo que jamás me habría permitido hacer en ninguna de “mis” ciudades. En resumen: me divertí mucho.
Espai de llibres: La velocidad de las cosas es, quizá, el libro que más modificaciones y añadidos ha conocido a lo largo de sus sucesivas ediciones. Esto parece confirmar su carácter central en el conjunto de su obra. ¿Consideras correcta la afirmación de que La velocidad de las cosas es, por temas y estilo, el libro que mejor resume o representa el total de tu obra narrativa?
Rodrigo Fresán: No sabría decirlo… Lo que sí puedo afirmar en lo que hace a La velocidad de las cosas es que en él he desarrollado todo lo que sé y me interesa del género cuento como unidad novelesca comprimida. O algo así. Y La velocidad de las cosas, me temo, sigue creciendo: la edición francesa incluye ya otro relato que no figura en la edición de DeBolsillo. Pero ese relato, en España, aparecerá hacia septiembre en una antología colectiva de relatos con tema familiar que editará Libros del Silencio. La antología se titulará Mi madre es un pez, creo. El libro que estoy escribiendo ahora, La parte inventada, recupera un poco ciertos mecanismos de La velocidad de las cosas: eso de ensayar sucesivas variaciones sobre un aria o motivo.
Espai de llibres: En Jardines de Kensington ensayaste la recreación histórica y biográfica a partir de la figura de J. M. Barrie, combinando su Londres victoriano con otro Londres, el Swinging London de los años 60, muy querido por ti. ¿Cómo nació la idea de unir estos dos periodos, en apariencia tan distintos?
Rodrigo Fresán: Fue una iluminación súbita y es lo que más me enorgullece del libro: la tesis de que la era victoriana-edwardiana y los Swinging Sixties fueron épocas generadoras de jóvenes que espareban morir antes de llegar a viejos o, de ser posible, no envejecer.
Espai de llibres: ¿Puedes hablarnos un poco de Canciones Tristes, esa ciudad «itinerante» que aparece una y otra vez a lo largo de tus libros?
Rodrigo Fresán: Hay quien piensa que se trata de una suerte de parodia/homenaje a Macondo y al realismo mágico. Pero en realidad obedece a otra necesidad mucho más práctica: si te creas un territorio propio, puedes hacer que cualquier cosa suceda allí. Cosas que no serían verosímiles, por ejemplo, en Barcelona. Y una vez bautizado el sitio, yo potencié aún más la maniobra haciendo que Canciones Tristes se mueva por el tiempo y el espacio según mis necesidades. En El fondo del cielo, Canciones Tristes llega al extremo absoluto de ser otro planeta.
Espai de llibres: Paralelamente a la creación de tus novelas y tus libros de relatos, has desarrollado una importante labor como traductor y editor, e incluso de introductor, a través de tus artículos y ensayos, de toda una serie de escritores a menudo poco o mal leídos en España. Uno de esos autores es Kurt Vonnegut. ¿Puedes hablarnos un poco de este autor, y de su posible influencia sobre tu obra?
Rodrigo Fresán: Me cuesta mucho hablar un poco de Vonnegut. Podría estar horas cantándole loas o quedar mudo de admiración, según el humor y el ánimo que tenga ese día. Hoy me he levantado sintético, así que sólo diré: Matadero Cinco. Los que no lo leyeron, no pierdan más el tiempo. Lo que sí lo leyeron, siempre pueden volver a él y encontrar algo nuevo.
Espai de llibres: Para acabar, ¿podrías recomendarnos un par de libros que te hayan interesado últimamente?
Rodrigo Fresán: Recomendaría Los infinitos de John Banville (seguramente el mejor escritor en inglés en actividad) y La viuda embarazada de Martin Amis (otro grande). En español, recomiendo Zama de Antonio Di Benedetto, que acaba de ser reeditado.
[A la imatge, un dels camins que travessen Kensington Gardens, escenari de la primera trobada entre J. M Barrie i els germanets Llewelyn Davies, territori de les aventures de Peter Pan i els seus Nens Perduts i, també, espai essencial de la novel·la de Rodrigo Fresán Jardines de Kensington.]
Interesantíssim com sempre. Des de Sant Jordi tinc “Esperanto” esperant-me a la pila.
Gràcies, Allau. “Esperanto” va ser el primer llibre de Fresán que vaig llegir, i en guardo un molt bon record. Però la novel·la que em va convertir en lector fidel ser va ser (potser per afinitat amb el tema) “Jardines de Kensington”. Molt recomanable.