Entrevista a Óscar Esquivias

3 febr.

Óscar Esquivias va néixer a Burgos l’any 1972. Llicenciat en Filosofia i Lletres per la universitat de la seva ciutat, va donar-se a conèixer com a escriptor l’any 2000 amb la seva primera novel·la, El suelo bendito, que va rebre el premi Ateneo Joven de Sevilla. Un any després va publicar Jerjes conquista el mar, guanyadora del Premio Arte Joven de la Comunidad de Madrid, i el 2004 va aparéixer la primera de les seves tres novel·les orientades a un públic juvenil, Huye de mí, rubio. Amb Inquietud en el paraíso, Esquivias va donar inici a una exitosa trilogia inspirada en la Divina comèdia de Dante que es va completar amb La ciudad del Gran Rey i amb Viene la noche; la primera d’aquestes tres novel·les va meréixer el Premio de la Crítica de Castilla y León de 2005. L’any 2008 va arribar a les llibreries La marca de Creta, un recull de contes guardonat amb el prestigiós premi Setenil; i dos anys després va ser el torn de Pampanitos verdes, una altra col·lecció de contes que va guanyar el premi Tormenta al millor llibre espanyol de 2010, va resultar finalista del premi Tigre Juan i va confirmar el seu autor com un dels conreadors actuals més sensibles, profunds i originals d’aquest gènere.

Óscar Esquivias ens ha concedit una de les entrevistes més simpàtiques i entretingudes que hem tingut ocassió de publicar fins ara. Tenir-lo al nostre Espai de llibres, compartint amb els amics d’aquest bloc el seu sentit de l’humor i la seva passió per la literatura, no només és un plaer i un honor: també és una alegria molt especial per a nosaltres.

Espai de llibres: ¿Burgos es un lugar propicio para incubar una vocación literaria?

Óscar Esquivias: ¡Por supuesto! Pero como cualquier otro sitio. La vocación literaria (al menos en mi caso) nace del amor por la lectura. Lo decisivo es qué libros te encuentras por el camino, no dónde los leas.

Espai de llibres: ¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que te sentaste a escribir con intención literaria?

Óscar Esquivias: La verdad es que no. Para mí, de niño, escribir era una forma de jugar y no tenía conciencia de que mis obritas de teatro o mis cuentos poseyeran intención ni valor literario. Creo que esto sólo me lo propuse conscientemente en las redacciones escolares. Los profesores querían adiestrarnos en el manejo del idioma y nos instigaban a emplear toda clase de metáforas y adjetivos raros, que eran celebrados como piezas de caza. Tuve algunos maestros muy partidarios de los excesos barrocos. En esas ocasiones sí me sentaba a escribir con «intención literaria», pero me resultaba incompatible con la diversión, que era el propósito principal de lo que escribía fuera del colegio.

Espai de llibres: ¿Y recuerdas el tema  de alguno de esos primeros cuentos y obras de teatro?

Óscar Esquivias: Recuerdo mejor las obras de teatro, porque no sólo las escribía, sino que las representaba con mis compañeros de clase. En una yo me reservé el papel de (ejem) Napoleón Bonaparte. El argumento giraba en torno a una agria discusión conyugal con Josefina (mi personaje era un héroe en el campo de batalla, pero un calzonazos en casa). No soy capaz de acordarme de los detalles de la trama, aunque sí tengo en la memoria –y perfectamente– la imagen de la niña que representó el papel de Josefina. Tendría –como yo– once añitos, se llamaba Sonia Novoa, era rubia, muy guapa, y había vivido en Francia, así que tenía todas las condiciones para participar en aquella superproducción escolar, con el decorado pintado con tiza en la pizarra y espadas de plástico. En otra obra (esta de asunto religioso) yo tuve que representar el papel de la Virgen María porque en aquella ocasión ninguna niña quiso asumir el riesgo de ser excomulgada (en aquel auto navideño, la Virgen se peleaba a puñetazo limpio con el rey Herodes).

De mis primeros cuentos no guardo un recuerdo preciso. El primero del que alcanzo a acordarme de algo es un cuento de Navidad, escrito para un concurso en el colegio. Creo que trataba sobre un ángel que se aparecía a una vieja, o algo así.

Espai de llibres: En aquellos primeros años de formación, ¿hubo algún libro o algún autor que te ayudaran a escuchar con especial claridad la llamada de las letras?

Óscar Esquivias: Yo quería ser dibujante y soñaba con emular a Francisco Ibáñez (sus personajes Mortadelo y Filemón me proporcionaron muchas horas de felicidad). La lectura de estos tebeos estimuló mi creatividad y me animó a imaginar mis propias historias que, luego, me di cuenta de que era capaz de contar mejor a través sólo de la palabra y no de la imagen. Junto a Ibáñez, y por distintas razones, fueron decisivos para mí Kipling y su Libro de la selva y Dostoievski con Crimen y castigo, libro este último que leí con once o doce años y que me removió por entero. Ah, y se me olvidaba Julio Verne.

Espai de llibres: ¿Qué es lo que más te impresionó  de Crimen y castigo?

Óscar Esquivias: Fue un libro que me perturbó mucho: los dilemas morales del protagonista, sus ideas, su concepto de lo religioso, las relaciones afectivas entre los personajes, los propios sueños que aparecen en la novela… A diferencia de la literatura que había leído hasta entonces (en la que dominaban las aventuras y la acción), en Dostoievski tuve la sensación de que lo importante no era tanto lo que hacían los personajes, sino lo que pensaban y sentían. Ese paisaje tenebroso del alma humana, con sus potentes claroscuros, me fascinó y desazonó. Descubrí que la literatura no era sólo algo entretenido y divertido, sino también profundo e inquietante. Por supuesto, con esto no quiero decir que Kipling, Verne, Stevenson o Dumas sean autores superficiales y siempre complacientes, pero lo cierto es que mis ojos infantiles sólo habían encontrado en ellos diversión y entretenimiento y no me habían herido, como sí hizo Dostoievski. Creo que con Crimen y castigo dejé de ser un lector ingenuo y que allí se me abrieron las puertas de la madurez.

Espai de llibres: Hablando de lecturas formativas: ¿Long John Silver o el Capitán Ahab?

Óscar Esquivias: El primero sin duda es más divertido que el capitán del Pequod, cuya amargura y mal carácter no me inspiran ninguna simpatía; pero a pesar de esto, creo que me habría embarcado con más gusto en su barco ballenero, sobre todo por la compañía del grumete Ismael, con quien estoy seguro de que habría hecho muy buenas migas.

Espai de llibres: ¿Ana Ozores, Anna Karenina o Emma Bovary?

Óscar Esquivias: Vaya tres… Creo que, en todos los casos, prefiero a sus maridos. Si tuviera que elegir sólo una de las novelas que protagonizan, quizá me quedaría con La regenta (pero me temo que puedo cambiar de opinión dentro de diez minutos).

Espai de llibres: Tus novelas Inquietud en el paraíso, La ciudad del Gran Rey y Viene la noche forman una trilogía inspirada en la Divina Comedia. ¿En qué momento se convirtió Dante en un autor importante para ti?

Óscar Esquivias: Dante me fascina desde niño, no porque entonces lo leyera, sino por las ilustraciones que acompañaban a sus libros. En la biblioteca pública de mi barrio, en Gamonal, había una edición de la Divina comedia con los grabados de Doré, y a mí me maravillaban. Esas imágenes no sólo me atraían por su belleza y su virtuosismo técnico (yo iba a clases de dibujo y sabía apreciar su enorme mérito), sino también por su imaginación: evocaban un mundo mágico y extraordinario, a veces lleno de luz y dulzura y otras siniestro e inquietante. En los libros de arte encontraba a menudo ilustraciones de otros autores que se habían inspirado igualmente en la Divina comedia, como Delacroix y su Barca de Dante, que me impresionaba muchísimo, con esos cuerpos desnudos que querían huir desesperados de la laguna Estigia y estaban a punto de hacer naufragar a Virgilio y Dante. ¿Cómo no sentir simpatía y curiosidad por un libro que había propiciado obras plásticas tan extraordinarias?

Espai de llibres: ¿Qué vigencia siguen teniendo hoy día el Infierno, el Purgatorio y el Cielo imaginados por Dante?

Óscar Esquivias: El poema dantesco tiene hoy la vigencia de las grandes obras artísticas. Es posible que el lector de hoy no comparta el mensaje teológico de la obra, pues nuestra sociedad y mentalidad es muy distinta, pero eso no tiene por qué ser una dificultad. A mí me sirvió de acicate para imaginar cómo serían el Infierno y el Cielo contemporáneos (que, para mí, no están en ningún lugar ajeno a la Tierra, sino aquí, en nuestro mundo). El Purgatorio, por el contrario, es un lugar tan literario para los propios católicos que en mi novela aparece como una ciudad fantasiosa y onírica.

Espai de llibres: Hasta el momento has publicado cinco novelas para adultos, tres novelas juveniles, dos colecciones de cuentos y un ensayo sobre tu ciudad. ¿Hay algún género que te atraiga especialmente como escritor? ¿Y como lector? 

Óscar Esquivias: Yo evito hacer distinciones entre los géneros y nunca me presento como «novelista» (y mucho menos «novelista de literatura juvenil») o «cuentista» o «articulista». Yo me considero narrador, sin más. A veces mis textos tienen forma de novela, o de cuento, o incluso de poema (esto último, raramente), pero no le doy mayor importancia.

Como lector, me sucede lo mismo. Leo toda clase de géneros y me conmueven (o, en su caso, me aburren) por igual los cuentos, las novelas, los libros de poemas o los de memorias.

Espai de llibres: Una presencia frecuente en tus novelas y cuentos son los personajes muy jóvenes, apenas recién salidos de la adolescencia, que se enfrentan al mundo con una carga muy particular de inocencia, entusiasmo y (no sé si es la palabra) fatalismo. Como escritor, ¿te interesa especialmente este periodo de la vida?

Óscar Esquivias: No sé qué decir, porque no se trata de algo premeditado. En cualquier caso, la adolescencia es apasionante (hablo desde un punto de vista literario) porque supone un momento de epifanía (y pido perdón si esto suena extravagante, pero no se definirlo mejor). Es cuando nos empezamos a sentir dueños de nuestra vida y de nuestras decisiones, cuando nos creemos independientes y autónomos (o aspiramos a serlo); las ideas e imposiciones de los adultos nos parecen inaceptables, todo empieza a vivirse con intensidad, cambian nuestros sentimientos, aparece el sexo, y tantas cosas… ¿Cómo no hacer literatura con todo eso?

Espai de llibres: Blogs literarios, redes sociales, clubs de lectura virtuales… En los últimos años, Internet parece haber roto, o cuando menos acortado, la tradicional “distancia de seguridad” que separaba a un autor de sus lectores. En tanto que escritor, ¿cómo valoras este fenómeno?

Óscar Esquivias: No tengo una opinión particular. Me parece bien que los escritores mantengamos una relación fluida, llana y cordial con nuestros lectores (para mí es algo muy gratificante y enriquecedor), pero también entiendo que nuestra obligación es escribir buenos libros, y nada más. Si uno quiere aislarse del mundo y no dar ninguna explicación, está en su perfecto derecho.

Espai de llibres: Se repite a menudo que los lectores desconfían cada vez más de la crítica tradicional, la de suplementos y revistas, en favor de esa otra crítica que se nos ofrece en los blogs y en las redes sociales. ¿Internet ha democratizado la crítica literaria? ¿Detectas una cierta desorientación en el panorama crítico actual?

Óscar Esquivias: En quien ha de confiar el lector para orientarse entre los libros es en su instinto. Estoy convencido de que todos los que leemos habitualmente desarrollamos un sexto sentido que nos permite detectar los libros que necesitamos, los nos van a gustar, y pocas veces fallamos. Yo leo muchos suplementos literarios y varios blogs (y me parece estupendo que internet permita que cualquiera pueda expresar su opinión sobre lo que le dé la gana), pero por muchos elogios o denuestos que se lancen sobre un libro, siempre procuro escuchar la voz interior que me indica si esa obra va a gustarme o no. Aunque quizá el desorientado soy yo, porque a menudo todo aquello que está más de moda es lo que menos me interesa.

Espai de llibres: ¿La llegada del libro electrónico modificará de algún modo esencial la literatura?

Óscar Esquivias: Creo que no. Nuestra manera de leer (y de escribir) es la misma, sea en papel o en una pantalla. Cambiarán, y radicalmente, muchas otras cosas: los modos de producción, distribución y venta de los libros, la forma repartirse los beneficios, la facilidad para acceder a obras extranjeras o descatalogadas… Pero no se modificará lo fundamental, me parece a mí.

Espai de llibres: ¿Veremos algún día representada una obra de teatro escrita por Óscar Esquivias?

Óscar Esquivias: Ojalá, me encantaría. Hace unos años volví a escribir una obra de teatro, pero ahora ya no tengo a mi lado a Sonia Novoa ni a los compañeros del colegio para representarla. Si algún empresario, director o compañía teatral lee esto, que se ponga de inmediato en contacto conmigo. Tenemos mucho de qué hablar.

Espai de llibres: Y ya para terminar, la pregunta que cierra todas nuestras entrevistas: ¿Nos recomiendas un par de libros que te hayan interesado últimamente?

Óscar Esquivias: Me ha entusiasmado el libro de poemas de Eduardo Fraile Valles titulado Y de mí sé decir (Tansonville, 2011) y también los Cuentos reunidos de Bernard Malamud (El Aleph, 2011).

[A la imatge, la catedral de Burgos: el lloc des del qual inicien el seu viatge fantàstic al Purgatori els protagonistes de la novel·la d’Óscar Esquivias Inquietud en el Paraíso.]

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